Recordad que esta pregunta debe incluir:
1. Breve introducción a la obra.
2. Resumen del argumento
3. Características literarias: relación con su época, temas, estructura, estilo, etc.
4. Relación con el contexto histórico, filosófico y social.
5. Conclusión.
En ella se trata de que, siguiendo las indicaciones de la PAU, demostrar el conocimiento de la obra leída, relacionarla con el movimiento o tendencia literaria a la que pertenece y destacar su importancia en el contexto histórico y cultural en el que se asienta.
Un ejemplo de valoración crítica es este que os adjunto.
COMENTARIO
CRÍTICO DE EL ÁRBOL DE LA CIENCIA
La obra seleccionada es El árbol de la ciencia (1911), de
Pío Baroja. Se trata de una de las novelas más importantes y representativas
tanto de su autor como de la Generación del 98, en la que éste se incluye.
La
novela, ambientada en la España de finales del XIX, cuenta la vida de Andrés
Hurtado, personaje abocado a la angustia existencial y al pesimismo como
consecuencia de una serie de experiencias traumáticas. Tras estudiar Medicina
en Madrid, Andrés vive un tiempo en Valencia con su hermano Luisito, enfermo de
tuberculosis. Después de regresar a Madrid para leer su tesis doctoral, ejerce
la medicina en Burgos. Pero tras la muerte de su hermano se hunde en una
profunda crisis. Más tarde, trabaja en un pueblo manchego y, de vuelta a
Madrid, se casa con Lulú, una muchacha de origen humilde que conocía desde sus
tiempos de estudiante. Tras un periodo de tranquilidad, Lulú y su hijo recién
nacido mueren y Andrés decide suicidarse.
El
árbol de la ciencia es una “novela de aprendizaje” (bildungsroman) cuyo, protagonista,
un hombre desengañado y perdido en un mundo absurdo, puede considerarse un
alter ego del propio Baroja. También –como es típico de los novelistas del 98-
tiene un fuerte componente filosófico que proporciona profundidad a los
conflictos existenciales del protagonista. Así se acude a Kant para plantear el
escepticismo religioso, o a Darwin para desarrollar la idea, típicamente
barojiana, de la “lucha por la vida”. Sin embargo, las ideas con mayor peso en
la novela proceden de Nietzsche y Schopenhauer, los pensadores más influyentes
en la Generación del 98. Sin duda, el pesimismo radical de Schopenhauer es lo
que explica mejor la concepción de la existencia que se plasma en la novela.
Igual que el filósofo alemán, Andrés y su tío Iturrioz piensan que la vida es
una fuerza ciega e incomprensible ante la que caben dos posturas: la acción,
que sólo conduce al dolor; y el distanciamiento escéptico (ataraxia), que es la
que intenta seguir el protagonista.
Siguiendo
postulados típicamente noventayochistas, la novela también aspira a presentar
una imagen desoladora de vida española en el tránsito del S. XIX al XX. Nada escapa a la feroz crítica
de Baroja. El atraso científico y cultural se hace patente en la demoledora
imagen de la universidad española. Las clases populares urbanas (de Madrid)
sobreviven en un ambiente de miseria y sordidez que les arrastra a la
degradación moral. Peor aún es la situación de la España rural, condenada a la
pobreza endémica, la ignorancia y los abusos del caciquismo. Tampoco salen bien
parados los representantes de las clases privilegiadas (caracterizados por su
hipocresía y egoísmo), ni la religión católica o los políticos, incapaces de
reaccionar adecuadamente ante la profunda crisis finisecular. En definitiva,
Baroja ofrece la imagen de un país atrasado y pobre ante el cual se enfrenta
desde un amargo escepticismo, en lugar de la rebeldía.
Por lo
que se refiere a la forma, El árbol de la ciencia reúne muchos rasgos
característicos de las novelas barojianas y, en general, de las ideas estéticas
del 98. En general, el relato manifiesta los principios formales típicos del
autor: libertad, sencillez y búsqueda de la amenidad. A pesar de ello, la
novela presenta una estructura simétrica muy meditada, compuesta por dos bloques:
el primero (partes I-III) abarca toda la fase de formación de Hurtado, y
concluye con un acontecimiento traumático (muerte de Luisito); en el segundo
bloque (partes V-VII), se desarrolla su peripecia profesional y desemboca en un
desenlace trágico. Entre ambos hay un intermedio reflexivo (parte IV) planteado
en forma de diálogo entre Andrés y su tío.
El
relato presenta un sencillo orden lineal y cierta tendencia al fragmentarismo
(propio de la novela noventayochista), por la sucesión de capítulos breves que
desarrollan rápidas anécdotas narrativas, descripciones de ambientes o retratos
de personajes. El narrador es omnisciente, pero a diferencia del Realismo sitúa
el punto de vista exclusivamente en el protagonista, por lo que la narración
está impregnada de un fuerte subjetivismo.
En
cuanto al lenguaje, hay que destacar la tendencia antirretórica característica
del autor y de los noventayochistas en general. La prosa de Baroja es clara,
precisa y viva, de frase y párrafos breves. Además hay que subrayar otros dos
rasgos estilísticos. Por un lado, el empleo de numerosas expresiones
coloquiales y de vulgarismos para caracterizar el habla popular. Por otro
lado, el uso de una técnica
impresionista en las descripciones, caracterizada por el empleo de pinceladas
breves y vivas. Con ello Baroja marca distancias con la morosidad descriptiva
típica de la novela decimonónica.
En
conclusión, en El árbol de la ciencia encontramos el arte novelístico de Baroja
en su plena madurez. Además se trata de una obra que refleja, tanto en su forma
como en su temática, las preocupaciones características de la generación
literaria que vive la crisis de nuestro país en el paso del siglo XIX al XX.
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